[Crónica de la corrida regia. El Toreo. 3/6/1906.]
La corrida
(…) Después del memorial que antecede, y cuando ya eran las cuatro y veinticinco, apareció el primer toro para rejones, que era de Veragua y usaba el nombre de ratón.
Tenía el pelo jabonero claro y apretado de cuernas, y salió enterándose.
Actuaban de jefes de redondel
Bombita y
Machaquito.
El caballero
Luzunariz, vestido a la antigua española, como sus compañeros, entró a caballo levantado tres veces, y el toro se quedó, clavando después un rejón en lo alto.
Don Manuel de Benito quebró su rejón, y repitieron ambos, cayéndose el bicho y levantándose en seguida, terminando la suerte el
Sr. Luzunariz con otro rejón en terrenos del 8.
Aplausos.
El toro quedó sin facultades sumamente aplomado, y en vista de ello,
Limiñana, que vestía de corinto con oro, fuese hacia el animal, y sin pase alguno, lo recetó una estocada baja al volapié entablas del 6.
Los reyes obsequiaron al diestro con un regalo.
Tiempo, dos minutos.
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El segundo que salió era también del duque, y se llamaba
Golondrino.
Lucía pelo berrendo en cárdeno, y era botinero y bien puesto.
Salió natural, y
Luzunariz le obsequió con un rejón en lo alto. (Palmas.)
Romero entró dos veces a caballo levantado sin conseguir que acudiera el toro, y luego
Luzunariz clavó un buen rejón terminando ambos caballeros con un rejón del primero a la media vuelta, otro del mismo en lo alto (palmas), otro de
Luzunariz, y otro en buen sitio de
Romero.
Muchos aplausos a los dos.
Corchaíto, que vestía de verde y oro, se encontró con que el toro atendía, y lo tanteó con un pase por alto, al que siguieron tres de la misma clase, soportando una colada al tercero; dos de pecho, saliendo achuchado al propinar el segundo; tres con la derecha y uno natural, y metiéndose al volapié, sacudió una estocada baja, a la que siguió una honda algo ida y en la misma forma de entrada en tablas del 8.
Hubo un intento y el toro dobló.
Nuevo regalo de SS.MM.
Tiempo, cinco minutos.
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El tercero, de igual procedencia, llamábase
Redondo, y era berrendo en negro, botinero y corto y abierto de púas.
Salió con pies.
En el redondel,
Fuentes y
Bienvenida, con
Regaterín y
Manolete.
D. Gabriel de Benito llegó de verdad y puso un rejón que hizo doblar al toro.
El bicho se levantó, y en vista de lo muy apurado que había salido de la suerte,
Manolete, que vestía de grosella y oro, cogió los avíos, pero al engendrar el primer pase, cayó muerto el toro por efecto del primer rejón.
S.M. la reina arrojó un regalo a
Manolete.
Los caballeros rejoneadores hicieron un saludo de despedida, y los aplausos volvieron a sonar, procediéndose en seguida a regar el redondel, para dar comienzo a la lidia ordinaria.
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El primero de los toros era, como los anteriores, del Duque, y en los registros de la vacada figuraba con el nombre de
Peluso. Era berrendo en cárdeno, botinero, gordo y bien colocado.
En el redondel,
Fuentes y
Bienvenida.
El toro salió derecho hacia los picadores, y
Fuentes le saludó con cuatro verónicas y una navarra, parando en todas ellas.
Palmas.
Mostrándose el bicho voluntario y con algún poder, aceptó de
Cachiporra y
Manuel Aguilar seis varas a cambio de cinco caídas y un caballo muerto.
Los matadores hicieron los quites con lucimiento, y
Fuentes cambió muy bien el toro de terreno, llevándoselo a punta de capote.
Hecha la señal para el segundo tercio,
Americano salió en falso cinco veces nada más, por quedarse y taparse el toro, y al cabo prendió una par de las de lujo al relance de un capote.
Moyano hizo cuatro salidas y cumplió con un par, también de las de lujo, a la media vuelta, terminando su compañero con un par al cuarteo después de una pasada.
Fuentes, que vestía precioso terno violeta y oro, hizo una faena compuesta de cinco pases por alto, cuatro con la derecha y uno natural, y delante del 1 se metió al volapié, para recetar una estocada honda y algo caída, que bastó.
Palmas y regalo regio.
Tiempo, tres minutos.
El toro estaba quedado y defendiéndose.
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Quinto,
Arrupidero, de Anastasio Martín, retinto y delantero y abierto de cuerna.
En el redondel hallábanse las cuadrillas de
Algabeño y
Regaterín.
Salió natural, y
Algabeño dio cinco capotazos para pararle los pies.
Tardeando bastante, el morlaco tomó seis varas de
Salsoso,
Carranza y un reserva, proporcionando dos caídas y dejando un caballo para el arrastre.
Perdigón clavó al cuarteo un par bueno de los de lujo. (Palmas.)
El
Zurdo llegó bien y dejó otro par de los de rumbo cuarteando, y terminó
Perdigón con otro aceptable.
Sonaron los clarines, y
Algabeño, que lucía terno azul con oro, brindó, y poniéndose cerca, muleteó dos veces con la derecha y cuatro por alto, para terminar los días del toro con un pinchazo tomando hueso al volapié y una estocada superior de verdad.
Palmas y regalo.
Tiempo, seis minutos.
El toro se mostró quedado durante la suerte.
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El sexto atendía por
Uracón, de la ganadería de Miura, y era de pelo negro, con bragas y bien colocado de herramientas.
Cuando saltó a la arena el bicho, ocupaban el redondel las cuadrillas de
Bombita y
Machaquito.
Uracón salió con pies, y
Bombita le dio un cambio de rodillas, un recorte, una verónica, un farol y una navarra, escuchando muchas palmas.
El bicho, tardeando pero con poder, tomó la primera vara de
Cantaritos, que cayó al descubierto, estando al quite
Bombita, que sacó al toro abanicando, terminando el quite, poniendo la montera en la testuz del cornúpeto.
Muchas palmas.
Cipriano Moreno dio dos puyazos, rodeando en ambos y dejando en el ruedo un tronco de jacos.
Y
Cantaritos puso otra vara, sufriendo un descenso de su cabalgadura.
A los quites,
Bombita y
Machaquito, que fueron aplaudidos.
Cambiada la suerte, cogieron los palos los espadas, y
Machaquito, que salió por delante, prendió un par de las de lujo, entrando bien al cuarteo.
Palmas.
Bombita, tras una bonita faena de preparación, clavó un buen par al cuarteo que le valió una ovación.
Cerrando el tercio el
Barquero con un par sobrado al cuarteo.
Sonaron los clarines, y
Bombita, que lucía clásico terno amarillo con golpes negros, brindó rodilla tierra ante SS.MM., dirigiéndose en seguida al bicho, que le tomó bien la muleta.
Ricardo, desde cerca y parando, dio al miureño un pase cambiado, cinco altos y tres con la derecha, y metiéndose con rectitud al volapié, le atizó una estocada corta entre hueso.
Y después de cuatro pases altos, uno con la diestra y tres naturales, sacó el estoque, descabellando con él al primer intento. (Ovación y un regalo de los reyes.)
Tiempo empleado, cuatro minutos.
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Despejado el ruedo de estorbos, y continuando en el redondel las mismas cuadrillas, se dio libertad al séptimo bicho,
Soberbio de nombre, y de pelo castaño, bragado, delantero de cornamenta y perteneciente a la ganadería de la viuda de Concha y Sierra.
Salió paso a paso, saludándole
Machaquito con dos verónicas. El
Gordo fue el encargado de tentarle por primera vez la piel, sufriendo una caída.
Al quite,
Machaquito.
Zurito dio un buen puyazo, quedando de infantería.
El reserva echó el palo y rodó, dejando sobre la arena el jaco que montaba.
Zurito puso otra buena, con pérdida del jamelgo.
Al quite, los matadores, que lo terminaron toreando a la limón,
Bombita y
Machaquito, volviéndoles el toro
Cocherito de Bilbao, concluyendo los tres por hincarse de rodillas ante la fiera.
Gran ovación.
Y el
Gordo dio otro puyazo sin sufrir ningún contratiempo.
Los matadores tomaron las banderillas, y
Machaquito, tras dos salidas en falso, clavó un buen par al cuarteo, escuchando palmas.
Cocherito de Bilbao cuarteó otro buen par, siendo aplaudido.
Y
Bombita cerró el tercio con un buen par en la misma forma. El público le aplaudío.
Machaquito, que lucía terno plomo y oro, después de brindar a los reyes, se dirigió hacia su enemigo, y a dos cuartas de los pitones le tendió la muleta, y con los pies casi clavados en el suelo, le dio un buen pase natural, otro de pecho, dos altos, uno cambiado, otro con la derecha y uno en redondo, con los que logró igualar al bicho, recetándole una estocada corta y delantera, saltando el estoque.
Dos pases más en redondo, el primero de ellos bueno, y uno con la derecha, bastaron para que se meta nuevamente a herir, atizando una estocada hasta las cintas, entrando y saliendo bien al volapié.
El toro rodó en seguida, y el diestro fue ovacionado, recibiendo un regalo de los reyes.
Tiempo empleado, cuatro minutos.
Acto seguido SS.MM. abandonaron el palco regio a los acordes de la marcha real, siendo aclamados y vitoreados por la multitud.
Eran las seis y veinticinco minutos de la tarde.
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Tomaron posesión del coso las cuadrillas de
Fuentes y de
Cocherito de Bilbao, y cuando peones y jinetes tomaron posiciones, el señor duque de Arévalo, que se había posesionado de la Presidencia, agitó el blanco pañuelo y se dio suelta a
Cristalino, de pelo ensabanado, botinero, bien colocado de pitones y de la ganadería de Pablo Romero.
Salió con pies, y
Cocherito le dio cuatro verónicas para fijarlo.
El toro, con voluntad y poder, tomó cuatro puyazos de
Monerri y su compañero, derribándolos igual número de veces.
A los quietes acudieron con mucha oportunidad los matadores.
Cambiado el tercio,
Fuentes cogió los palos, brindando a las damas que ocupaban el tendido 9.
En seguida se dirigió al cornúpeto, y tras una inteligente faena de preparación, puso un pañuelo en el suelo, y después de una carrerita, llegando hasta él, citó al bicho, al que puso medio par al quiebro.
Palmas.
Cogió nuevas banderillas, clavando un buen par al quiebro también.
Ovación y regalo de las damas.
Cerró el tercio
Ostioncito con par y medio al cuarteo.
Cocherito de Bilbao, que vestía de bronce y oro, requirió los avíos de matar y se encaminó ante la Presidencia, pronunciando el brindis de rúbrica.
Una vez cumplimentado este requisito,
Cocherito dio desde cerca a
Cristalino cuatro pases altos, uno de pecho y tres cambiados para un pinchazo tomando hueso.
Tres pases más por alto y cuatro con la diestra, precedieron a otro pinchazo tomando hueso y cayendo al encontronazo.
Puesto de pie dio otro pase alto, con el que logró igualar al cornúpeto, atizándole una buena estocada, con la que lo echó a rodar.
Palmas.
Tiempo empleado, nueve minutos.
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Saltaron al redondel las cuadrillas de
Algabeño y
Regaterín, dándose suelta en seguida al toro noveno de la corrida.
Atendía este por
Peinaíto, y era de pelo castaño, ojinegro, bragado, abierto de púas y de la propiedad de D. Esteban Hernández.
Salió abanto, y
Regaterín le dio cinco verónicas para fijarle.
Tardeando recibió de
Chanito una vara sin hacerle sufrir ninguna avería en su cabalgadura.
El reserva pudo una vara, sufriendo una caída con pérdida del potro.
Y
Chano echó dos veces el palo, rodando una vez con estrépito.
En los quites escucharon palmas los matadores.
Como el bicho no quiso más pelea con als plazas montadas, se pasó a banderillas, clavando
Blanquet un par desigual al cuarteo.
Mejía cuarteó otro par entero.
Y
Blanquet cerró el tercio clavando un solo palito.
Regaterín, que vestía terno perla y oro, brindó ante el señor presidente, marchando enseguida en busca de la fiera, a la que le dio de rodillas un gran pase cambiado que le valió una ovación.
Seguidamente, y desde cerca y parando le tomó de muleta, dándole dos pases altos, dos de pecho, uno cambiado y otro en redondo, para meterse con rectitud a herir, atizando una gran estocada que hizo innecesaria la puntilla.
Ovación.
Tiempo empleado por el diestro en tan magistral faena, tres minutos.
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El público creyó que había terminado la corrida y comenzó a abandonar las localidades, que en breves momentos quedaron casi desiertas.
Con escasa concurrencia en los tendidos, y estando en el redondel las cuadrillas de
Fuentes y
Bienvenida, se dejó en libertad al décimo y último de la corrida, que parecía ser de Gómez, y que era de pelo retinto y bien colocado de defensas.
Fuentes le dio de salida dos recortes, escuchando palmas.
Bienvenida veroniqueó tres veces por lo mediano.
El bicho, tardeando, pero demostrando poder, tomó de
Cantaritos tres puyazos, derribándolo igual número de veces y matándole un tronco de jacos.
Pica pinchó dos veces, dio dos caídas y perdió el potro.
A los quites,
Bienvenida y
Fuentes.
Bienvenida cogió los palos y puso tres pares al cuarteo, siendo aceptable el último.
Acto seguido
Bienvenida, que lucía uniforme violeta y oro, se proveyó de los trastos de matar, y después de brindar ante la presidencia, dio al cornúpeto un cambio con la muleta plegada, al que siguieron dos pases altos, cuatro cambiados, dos con la derecha, uno de pecho y cuatro naturales, para una estocada corta y caída, propinada delante del tendido 9.
Seis pases más por alto y tres con la diestra precedieron a una estocada corta y delantera.
A esta siguió un pinchazo en los bajos, echándose fuera en el momento de la reunión.
Un pase alto y una con la derecha, y otro pinchazo sin abandonar el arma.
Y por fin, tras un intento, consiguió descabellar.
Tiempo empleado por el matador en esta faena, once minutos.
La corrida terminó a las siete y treinta minutos de la tarde.