[Crónica de la corrida regia. La Correspondencia. 3/6/1906. Tinito.]
¡Qué bonito!
(…) A ellas [el tendido 9] brindó Fuentes un par de banderillas, que resultó admirable.
El sin igual torero fue aplaudidísimo y desde lo alto de la gradería cayeron en torno suyo claveles que antes veíanse prendidos sobre rubias cabelleras o sujetando pliegues de airosas mantillas.
El torero cogió algunos de esos claveles y se los llevó a los labios, mientras el público aplaudía y algunos suspiros escapados de femeniles pechos perdíanse a lo alto... Mantillas blancas, flores, suspiros, besos…
Ni un toro.
Todos los toros anunciados y hasta creo alguno más fueron saliendo por el chiquero, dispuestos a que con ellos lucieran su arte los toreros que lo tienen y sus desaciertos los que por desgracia suya no han sido llamados a poseerlo.
Ayer la mayoría de ellos estuvieron entre los primeros.
Se toreó bien, se pinchó poco y los extranjeros que no conocen nuestra fiesta nacional no vieron una de esas faenas desdichadas que desacreditan el espectáculo.
Los toros se presentaron bien de carnes en general y en particular el del duque y el de Pablo Romero; pero no fueron sus hechos dignos de pasar a la historia de los toros bravos.
Alguno, como el de Veragua, había entrado en el terreno de los bueyes, y no lo ocultó en ningún momento.
Bomba y Machaquito.
¡Y siempre igual!
La pareja de Ricardo y Rafael sigue en auge y no hay quien la meta mano.
En ella está la regeneración del toreo, por la que tanto suspiran los aficionados, y el uno toreando como torean los mejores diestros que en el mundo han sido y el otro matando más de todo lo que haya matado el más fuerte matador de toros, son la pareja que se hace aplaudir de continuo y que ayer fueron los héroes.
A Bombita tocole en suerte el toro de Miura, un bicho grande, pero sin las malas intenciones de la casa.
Le toreó de muleta con esa especialidad que se ha traído el niño, le dibujó ante el morrillo todo el repertorio de pases y le echó a rodar de media en todo lo alto y de un certero descabello.
¡Ah! Ya pueden volver a su patria los extranjeros; ya pueden los que de luengas tierras vinieron regresar y contar lo que es la lidia de un toro.
Bombita ayer puso cátedra… ¡Señores aprendices de toreros, queda abierta la matrícula!
Y por si hay alguno que quiera matricularse en la especialísima clase de matador de toros, hay otro desgraciado que no entiende ni una palabra de esto.
Machaquito tomó de muleta a su toro, un bicho de Concha y Sierra, y desde cerca, con la mar de valentía, consintiendo muchísimo y asustando al propio toro con su valor, pasó bravo, y después de un pinchazo, entró como siempre y dio un volapié de los suyos; es decir, de los superiores.
La concurrencia se volvió loca aplaudiendo, y las augustas personas que presenciaron la faena, después de premiarlo con sus aplausos y un regalo, abandonaron la plaza como diciendo:
- Después de esto, ¡para qué ver más!
Sobre todo lo dicho, los niños de Sevilla y Córdoba habían electrizado a la multitud. Bombita quebrando de rodillas y poniendo banderillas y Machaquito banderilleando también.
¡Vaya unos socios! ¡Venga de ahí, y tenemos toros y entusiasmo de verdad!
Más señores.
Fuentes toreó de cerca al buey de Veragua, y lo mató de una estocada desprendida. Con las banderillas, según queda dicho, hizo lo suyo.
Algabeño se deshizo del de Anastasio Martín de un pinchazo y de un volapié de los suyos. Palmas.
Regaterín toreó al de Hernández de cerca, vistoso y dando pases muy de torero. Entró a matar con decisión y agarró una entera, desprendida.
Cocherito quedó regular y, según me dicen, pues yo no lo vi, Bienvenida tampoco hizo grandes cosas.
Quedamos, pues, en que ayer, como siempre… ¡Bombita y Machaquito!
Otras cosas.
Los caballeros rejoneadores Romero, Luzunáriz y de Benito, demostraron su maestría e hiciéronse aplaudir repetidas veces.
Los novilleros, Corchaíto, Limiñana y Manolete estuvieron breves ante los toros rejoneados, bien es verdad que alguno recibió el toro medio muerto.
Las ovaciones a los Reyes se sucedieron, y el público mostró su entusiasmo toda la tarde.
La fecha de ayer quedará como solemne recuerdo en la plaza de toros. Unos Reyes ovacionados y queridos del pueblo; unos rejoneadores aristócratas aplaudidos; Bombita, Machaquito y Fuentes banderilleando; Regaterín, el tendido 9… ¡Ah!