jueves

Corrida regia de 1906. Crónica publicada en El Toreo

[Crónica de la corrida regia. El Toreo. 3/6/1906.]


La corrida

(…) Después del memorial que antecede, y cuando ya eran las cuatro y veinticinco, apareció el primer toro para rejones, que era de Veragua y usaba el nombre de ratón.

Tenía el pelo jabonero claro y apretado de cuernas, y salió enterándose.

Actuaban de jefes de redondel Bombita y Machaquito.

El caballero Luzunariz, vestido a la antigua española, como sus compañeros, entró a caballo levantado tres veces, y el toro se quedó, clavando después un rejón en lo alto.

Don Manuel de Benito quebró su rejón, y repitieron ambos, cayéndose el bicho y levantándose en seguida, terminando la suerte el Sr. Luzunariz con otro rejón en terrenos del 8.

Aplausos.

El toro quedó sin facultades sumamente aplomado, y en vista de ello, Limiñana, que vestía de corinto con oro, fuese hacia el animal, y sin pase alguno, lo recetó una estocada baja al volapié entablas del 6.

Los reyes obsequiaron al diestro con un regalo.

Tiempo, dos minutos.

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El segundo que salió era también del duque, y se llamaba Golondrino.

Lucía pelo berrendo en cárdeno, y era botinero y bien puesto.

Salió natural, y Luzunariz le obsequió con un rejón en lo alto. (Palmas.)

Romero entró dos veces a caballo levantado sin conseguir que acudiera el toro, y luego Luzunariz clavó un buen rejón terminando ambos caballeros con un rejón del primero a la media vuelta, otro del mismo en lo alto (palmas), otro de Luzunariz, y otro en buen sitio de Romero.

Muchos aplausos a los dos.

Corchaíto, que vestía de verde y oro, se encontró con que el toro atendía, y lo tanteó con un pase por alto, al que siguieron tres de la misma clase, soportando una colada al tercero; dos de pecho, saliendo achuchado al propinar el segundo; tres con la derecha y uno natural, y metiéndose al volapié, sacudió una estocada baja, a la que siguió una honda algo ida y en la misma forma de entrada en tablas del 8.

Hubo un intento y el toro dobló.

Nuevo regalo de SS.MM.

Tiempo, cinco minutos.

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El tercero, de igual procedencia, llamábase Redondo, y era berrendo en negro, botinero y corto y abierto de púas.

Salió con pies.

En el redondel, Fuentes y Bienvenida, con Regaterín y Manolete.

D. Gabriel de Benito llegó de verdad y puso un rejón que hizo doblar al toro.

El bicho se levantó, y en vista de lo muy apurado que había salido de la suerte, Manolete, que vestía de grosella y oro, cogió los avíos, pero al engendrar el primer pase, cayó muerto el toro por efecto del primer rejón.

S.M. la reina arrojó un regalo a Manolete.

Los caballeros rejoneadores hicieron un saludo de despedida, y los aplausos volvieron a sonar, procediéndose en seguida a regar el redondel, para dar comienzo a la lidia ordinaria.

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El primero de los toros era, como los anteriores, del Duque, y en los registros de la vacada figuraba con el nombre de Peluso. Era berrendo en cárdeno, botinero, gordo y bien colocado.

En el redondel, Fuentes y Bienvenida.

El toro salió derecho hacia los picadores, y Fuentes le saludó con cuatro verónicas y una navarra, parando en todas ellas.

Palmas.

Mostrándose el bicho voluntario y con algún poder, aceptó de Cachiporra y Manuel Aguilar seis varas a cambio de cinco caídas y un caballo muerto.

Los matadores hicieron los quites con lucimiento, y Fuentes cambió muy bien el toro de terreno, llevándoselo a punta de capote.

Hecha la señal para el segundo tercio, Americano salió en falso cinco veces nada más, por quedarse y taparse el toro, y al cabo prendió una par de las de lujo al relance de un capote.

Moyano hizo cuatro salidas y cumplió con un par, también de las de lujo, a la media vuelta, terminando su compañero con un par al cuarteo después de una pasada.

Fuentes, que vestía precioso terno violeta y oro, hizo una faena compuesta de cinco pases por alto, cuatro con la derecha y uno natural, y delante del 1 se metió al volapié, para recetar una estocada honda y algo caída, que bastó.

Palmas y regalo regio.

Tiempo, tres minutos.

El toro estaba quedado y defendiéndose.

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Quinto, Arrupidero, de Anastasio Martín, retinto y delantero y abierto de cuerna.

En el redondel hallábanse las cuadrillas de Algabeño y Regaterín.

Salió natural, y Algabeño dio cinco capotazos para pararle los pies.

Tardeando bastante, el morlaco tomó seis varas de Salsoso, Carranza y un reserva, proporcionando dos caídas y dejando un caballo para el arrastre.

Perdigón clavó al cuarteo un par bueno de los de lujo. (Palmas.)

El Zurdo llegó bien y dejó otro par de los de rumbo cuarteando, y terminó Perdigón con otro aceptable.

Sonaron los clarines, y Algabeño, que lucía terno azul con oro, brindó, y poniéndose cerca, muleteó dos veces con la derecha y cuatro por alto, para terminar los días del toro con un pinchazo tomando hueso al volapié y una estocada superior de verdad.

Palmas y regalo.

Tiempo, seis minutos.

El toro se mostró quedado durante la suerte.

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El sexto atendía por Uracón, de la ganadería de Miura, y era de pelo negro, con bragas y bien colocado de herramientas.

Cuando saltó a la arena el bicho, ocupaban el redondel las cuadrillas de Bombita y Machaquito.

Uracón salió con pies, y Bombita le dio un cambio de rodillas, un recorte, una verónica, un farol y una navarra, escuchando muchas palmas.

El bicho, tardeando pero con poder, tomó la primera vara de Cantaritos, que cayó al descubierto, estando al quite Bombita, que sacó al toro abanicando, terminando el quite, poniendo la montera en la testuz del cornúpeto.

Muchas palmas.

Cipriano Moreno dio dos puyazos, rodeando en ambos y dejando en el ruedo un tronco de jacos.

Y Cantaritos puso otra vara, sufriendo un descenso de su cabalgadura.

A los quites, Bombita y Machaquito, que fueron aplaudidos.

Cambiada la suerte, cogieron los palos los espadas, y Machaquito, que salió por delante, prendió un par de las de lujo, entrando bien al cuarteo.

Palmas.

Bombita, tras una bonita faena de preparación, clavó un buen par al cuarteo que le valió una ovación.

Cerrando el tercio el Barquero con un par sobrado al cuarteo.

Sonaron los clarines, y Bombita, que lucía clásico terno amarillo con golpes negros, brindó rodilla tierra ante SS.MM., dirigiéndose en seguida al bicho, que le tomó bien la muleta.

Ricardo, desde cerca y parando, dio al miureño un pase cambiado, cinco altos y tres con la derecha, y metiéndose con rectitud al volapié, le atizó una estocada corta entre hueso.

Y después de cuatro pases altos, uno con la diestra y tres naturales, sacó el estoque, descabellando con él al primer intento. (Ovación y un regalo de los reyes.)

Tiempo empleado, cuatro minutos.

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Despejado el ruedo de estorbos, y continuando en el redondel las mismas cuadrillas, se dio libertad al séptimo bicho, Soberbio de nombre, y de pelo castaño, bragado, delantero de cornamenta y perteneciente a la ganadería de la viuda de Concha y Sierra.

Salió paso a paso, saludándole Machaquito con dos verónicas. El Gordo fue el encargado de tentarle por primera vez la piel, sufriendo una caída.

Al quite, Machaquito.

Zurito dio un buen puyazo, quedando de infantería.

El reserva echó el palo y rodó, dejando sobre la arena el jaco que montaba.

Zurito puso otra buena, con pérdida del jamelgo.

Al quite, los matadores, que lo terminaron toreando a la limón, Bombita y Machaquito, volviéndoles el toro Cocherito de Bilbao, concluyendo los tres por hincarse de rodillas ante la fiera.

Gran ovación.

Y el Gordo dio otro puyazo sin sufrir ningún contratiempo.

Los matadores tomaron las banderillas, y Machaquito, tras dos salidas en falso, clavó un buen par al cuarteo, escuchando palmas.

Cocherito de Bilbao cuarteó otro buen par, siendo aplaudido.

Y Bombita cerró el tercio con un buen par en la misma forma. El público le aplaudío.

Machaquito, que lucía terno plomo y oro, después de brindar a los reyes, se dirigió hacia su enemigo, y a dos cuartas de los pitones le tendió la muleta, y con los pies casi clavados en el suelo, le dio un buen pase natural, otro de pecho, dos altos, uno cambiado, otro con la derecha y uno en redondo, con los que logró igualar al bicho, recetándole una estocada corta y delantera, saltando el estoque.

Dos pases más en redondo, el primero de ellos bueno, y uno con la derecha, bastaron para que se meta nuevamente a herir, atizando una estocada hasta las cintas, entrando y saliendo bien al volapié.

El toro rodó en seguida, y el diestro fue ovacionado, recibiendo un regalo de los reyes.

Tiempo empleado, cuatro minutos.

Acto seguido SS.MM. abandonaron el palco regio a los acordes de la marcha real, siendo aclamados y vitoreados por la multitud.

Eran las seis y veinticinco minutos de la tarde.

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Tomaron posesión del coso las cuadrillas de Fuentes y de Cocherito de Bilbao, y cuando peones y jinetes tomaron posiciones, el señor duque de Arévalo, que se había posesionado de la Presidencia, agitó el blanco pañuelo y se dio suelta a Cristalino, de pelo ensabanado, botinero, bien colocado de pitones y de la ganadería de Pablo Romero.

Salió con pies, y Cocherito le dio cuatro verónicas para fijarlo.

El toro, con voluntad y poder, tomó cuatro puyazos de Monerri y su compañero, derribándolos igual número de veces.

A los quietes acudieron con mucha oportunidad los matadores.

Cambiado el tercio, Fuentes cogió los palos, brindando a las damas que ocupaban el tendido 9.

En seguida se dirigió al cornúpeto, y tras una inteligente faena de preparación, puso un pañuelo en el suelo, y después de una carrerita, llegando hasta él, citó al bicho, al que puso medio par al quiebro.

Palmas.

Cogió nuevas banderillas, clavando un buen par al quiebro también.

Ovación y regalo de las damas.

Cerró el tercio Ostioncito con par y medio al cuarteo.

Cocherito de Bilbao, que vestía de bronce y oro, requirió los avíos de matar y se encaminó ante la Presidencia, pronunciando el brindis de rúbrica.

Una vez cumplimentado este requisito, Cocherito dio desde cerca a Cristalino cuatro pases altos, uno de pecho y tres cambiados para un pinchazo tomando hueso.

Tres pases más por alto y cuatro con la diestra, precedieron a otro pinchazo tomando hueso y cayendo al encontronazo.

Puesto de pie dio otro pase alto, con el que logró igualar al cornúpeto, atizándole una buena estocada, con la que lo echó a rodar.

Palmas.

Tiempo empleado, nueve minutos.

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Saltaron al redondel las cuadrillas de Algabeño y Regaterín, dándose suelta en seguida al toro noveno de la corrida.

Atendía este por Peinaíto, y era de pelo castaño, ojinegro, bragado, abierto de púas y de la propiedad de D. Esteban Hernández.

Salió abanto, y Regaterín le dio cinco verónicas para fijarle.

Tardeando recibió de Chanito una vara sin hacerle sufrir ninguna avería en su cabalgadura.

El reserva pudo una vara, sufriendo una caída con pérdida del potro.

Y Chano echó dos veces el palo, rodando una vez con estrépito.

En los quites escucharon palmas los matadores.

Como el bicho no quiso más pelea con als plazas montadas, se pasó a banderillas, clavando Blanquet un par desigual al cuarteo.

Mejía cuarteó otro par entero.

Y Blanquet cerró el tercio clavando un solo palito.

Regaterín, que vestía terno perla y oro, brindó ante el señor presidente, marchando enseguida en busca de la fiera, a la que le dio de rodillas un gran pase cambiado que le valió una ovación.

Seguidamente, y desde cerca y parando le tomó de muleta, dándole dos pases altos, dos de pecho, uno cambiado y otro en redondo, para meterse con rectitud a herir, atizando una gran estocada que hizo innecesaria la puntilla.

Ovación.

Tiempo empleado por el diestro en tan magistral faena, tres minutos.

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El público creyó que había terminado la corrida y comenzó a abandonar las localidades, que en breves momentos quedaron casi desiertas.

Con escasa concurrencia en los tendidos, y estando en el redondel las cuadrillas de Fuentes y Bienvenida, se dejó en libertad al décimo y último de la corrida, que parecía ser de Gómez, y que era de pelo retinto y bien colocado de defensas.

Fuentes le dio de salida dos recortes, escuchando palmas.

Bienvenida veroniqueó tres veces por lo mediano.

El bicho, tardeando, pero demostrando poder, tomó de Cantaritos tres puyazos, derribándolo igual número de veces y matándole un tronco de jacos.

Pica pinchó dos veces, dio dos caídas y perdió el potro.

A los quites, Bienvenida y Fuentes.

Bienvenida cogió los palos y puso tres pares al cuarteo, siendo aceptable el último.

Acto seguido Bienvenida, que lucía uniforme violeta y oro, se proveyó de los trastos de matar, y después de brindar ante la presidencia, dio al cornúpeto un cambio con la muleta plegada, al que siguieron dos pases altos, cuatro cambiados, dos con la derecha, uno de pecho y cuatro naturales, para una estocada corta y caída, propinada delante del tendido 9.

Seis pases más por alto y tres con la diestra precedieron a una estocada corta y delantera.

A esta siguió un pinchazo en los bajos, echándose fuera en el momento de la reunión.

Un pase alto y una con la derecha, y otro pinchazo sin abandonar el arma.

Y por fin, tras un intento, consiguió descabellar.

Tiempo empleado por el matador en esta faena, once minutos.

La corrida terminó a las siete y treinta minutos de la tarde.

martes

Corrida regia de 1906. Crónica de Tinito

[Crónica de la corrida regia. La Correspondencia. 3/6/1906. Tinito.]


¡Qué bonito!

(…) A ellas [el tendido 9] brindó Fuentes un par de banderillas, que resultó admirable.

El sin igual torero fue aplaudidísimo y desde lo alto de la gradería cayeron en torno suyo claveles que antes veíanse prendidos sobre rubias cabelleras o sujetando pliegues de airosas mantillas.

El torero cogió algunos de esos claveles y se los llevó a los labios, mientras el público aplaudía y algunos suspiros escapados de femeniles pechos perdíanse a lo alto... Mantillas blancas, flores, suspiros, besos…

Ni un toro.

Todos los toros anunciados y hasta creo alguno más fueron saliendo por el chiquero, dispuestos a que con ellos lucieran su arte los toreros que lo tienen y sus desaciertos los que por desgracia suya no han sido llamados a poseerlo.

Ayer la mayoría de ellos estuvieron entre los primeros.

Se toreó bien, se pinchó poco y los extranjeros que no conocen nuestra fiesta nacional no vieron una de esas faenas desdichadas que desacreditan el espectáculo.

Los toros se presentaron bien de carnes en general y en particular el del duque y el de Pablo Romero; pero no fueron sus hechos dignos de pasar a la historia de los toros bravos.

Alguno, como el de Veragua, había entrado en el terreno de los bueyes, y no lo ocultó en ningún momento.

Bomba y Machaquito.

¡Y siempre igual!

La pareja de Ricardo y Rafael sigue en auge y no hay quien la meta mano.

En ella está la regeneración del toreo, por la que tanto suspiran los aficionados, y el uno toreando como torean los mejores diestros que en el mundo han sido y el otro matando más de todo lo que haya matado el más fuerte matador de toros, son la pareja que se hace aplaudir de continuo y que ayer fueron los héroes.

A Bombita tocole en suerte el toro de Miura, un bicho grande, pero sin las malas intenciones de la casa.

Le toreó de muleta con esa especialidad que se ha traído el niño, le dibujó ante el morrillo todo el repertorio de pases y le echó a rodar de media en todo lo alto y de un certero descabello.

¡Ah! Ya pueden volver a su patria los extranjeros; ya pueden los que de luengas tierras vinieron regresar y contar lo que es la lidia de un toro.

Bombita ayer puso cátedra… ¡Señores aprendices de toreros, queda abierta la matrícula!

Y por si hay alguno que quiera matricularse en la especialísima clase de matador de toros, hay otro desgraciado que no entiende ni una palabra de esto.

Machaquito tomó de muleta a su toro, un bicho de Concha y Sierra, y desde cerca, con la mar de valentía, consintiendo muchísimo y asustando al propio toro con su valor, pasó bravo, y después de un pinchazo, entró como siempre y dio un volapié de los suyos; es decir, de los superiores.

La concurrencia se volvió loca aplaudiendo, y las augustas personas que presenciaron la faena, después de premiarlo con sus aplausos y un regalo, abandonaron la plaza como diciendo:

- Después de esto, ¡para qué ver más!

Sobre todo lo dicho, los niños de Sevilla y Córdoba habían electrizado a la multitud. Bombita quebrando de rodillas y poniendo banderillas y Machaquito banderilleando también.

¡Vaya unos socios! ¡Venga de ahí, y tenemos toros y entusiasmo de verdad!

Más señores.

Fuentes toreó de cerca al buey de Veragua, y lo mató de una estocada desprendida. Con las banderillas, según queda dicho, hizo lo suyo.

Algabeño se deshizo del de Anastasio Martín de un pinchazo y de un volapié de los suyos. Palmas.

Regaterín toreó al de Hernández de cerca, vistoso y dando pases muy de torero. Entró a matar con decisión y agarró una entera, desprendida.

Cocherito quedó regular y, según me dicen, pues yo no lo vi, Bienvenida tampoco hizo grandes cosas.

Quedamos, pues, en que ayer, como siempre… ¡Bombita y Machaquito!

Otras cosas.

Los caballeros rejoneadores Romero, Luzunáriz y de Benito, demostraron su maestría e hiciéronse aplaudir repetidas veces.

Los novilleros, Corchaíto, Limiñana y Manolete estuvieron breves ante los toros rejoneados, bien es verdad que alguno recibió el toro medio muerto.

Las ovaciones a los Reyes se sucedieron, y el público mostró su entusiasmo toda la tarde.

La fecha de ayer quedará como solemne recuerdo en la plaza de toros. Unos Reyes ovacionados y queridos del pueblo; unos rejoneadores aristócratas aplaudidos; Bombita, Machaquito y Fuentes banderilleando; Regaterín, el tendido 9… ¡Ah!

Corrida regia de 1906. Crónica de Oh.

[Crónica de la corrida regia. El Imparcial. 3/6/1906. Escrita por Oh]

(Tres toros para rejones. Tres caballeros en plaza.-
Siete bichos para la lidia ordinaria.-
Siete matadores.- De toda gala.)

El aspecto de la plaza era verdaderamente deslumbrador. Bordaos, bandas, cruces se veían por donde quiera.

El tendido 9 era, sin embargo, la nota más saliente, como era la nota de la belleza. En él parecía no haber más que preciosas cabezas cubiertas por los blancos encajes de las mantillas.

¡Aquello quitaba el sentido!

Minutos después de las cuatro se presentaron los reyes en su palco.

Minutos después de las cuatro se presentaron los reyes en su palco. El rey vestía de uniforme de diario de capitán general, y aparecía por extremo gallardo.

La reina ostentaba rica mantilla blanca y estaba hecha una española de las más hermosas, así como suena.

La ovación con que se les saludó fue realmente entusiasta.

Cuando está cesó se hizo el despejo y tras él el paseo.

En éste, además de las cuadrillas, iban, en señoriales carrozas, los caballeros Sres. Luzunari, Romero de Tejada y de Benito, con sus padrinos, los duques de Medinaceli y de Alba y marqués de Tovar, llevando a la portezuela a los matadores.

Primer toro rejoneado.

Del duque, jabonero, buen mozo y bien armado, era el que habían de rejonear Luzunariz y Tejada, que vestían trajes de color de la época del cuarto de los Felipes.

Con habilidad y arrestos llegaron los caballeros al toro, que estaba quedado al pronto y huído luego, y le clavaron hasta cuatro lancillas.

Una de ellas, baja, hizo doblar a la res, por lo que Limiñana iba a quedar sin qué hacer.

Al fin el moribundo se alzó y Darío acabó con él de un estoconazo hasta la mano.

Regalo al canto y palmas a la donante.

Segundo rejoneado.

También del duque, ensabano, salpicado, capirote y botinero, recibió pronto un lucido rejón del señor de Benito.

Otro superior puso Tejada, otro más un poco trasero su compañero, otros dos a uno por barba y S.M. la reina agitó el blanco pañuelo, cambiando de suerte.

Corchaíto, después de salir atropellado al pasar, con más decisión que precauciones, acabó de una baja echándose fuera; una algo mejor, entrando esta vez más de veras y un intento de descabello, tocando algo.

Tercero de rejones.

Una vez que cobró su presea Corchaíto, salió el tercero, del duque, berrendo en negro, bien puestecillo y no mal mozo.

Quedado por completo el toro logran los caballeros, no obstante, clavarle dos rejones, doblando de uno de ellos el veragüeño.

Por fin levanta, y Manolete brindó; pero fue todo lo que pudo hacer, porque el toro, que estaba muerto, se rindió definitivamente cuando el cordobés llegaba a él.

Lo que sí recogió el hermano del Bebe Chico fue la joyita.

El toro de Fuentes.

Una vez retirados los caballeros, se dio un golpe de riego a la candente arena.

Y el tal interregno parlamentario le aprovechó el Sr. Canalejas para obsequiar con dulces y refrescos a los diputados y sus familias, que ocupaban el tendido 10.

Luego salió el primer toro de los de lidia ordinaria, que pertenecía también a la casa de Veragua.

Ensabanao, salpicao y capirote tenía más peso y presencia que sus hermanos difuntos.

Fuentes, que actuaba con Bienvenida, dio tres buenos lances, parando los pies a ley.

En seis varas, con tres caídas y un potro muerto, demostró el del duque más nobleza que bravura.

El Americano y Moyano parearon con las de lujo, tardando mucho por estar el animal muy parado. ¡Que buey y qué niños!

Fuentes, de lila y oro, saludó rodilla en tierra a la augusta presidenta, y encontrándose al toro hecho un marmolillo, apenas pudo pasarle de muleta, e hizo en no desperdiciar la ocasión de pasaportarle de una caidilla de suyo.

Lo del regalo se supone.

El de Algabeño.

Aún no repuesto del todo de su última lesión José García, y supongo que trayendo por si acaso al Cocherito como reserva, se encargó del toro de D. Anastasio que le estaba reservado.

El bicho, colorado, chico, sin respeto y destartalado de cabeza, sufrió con relativa bravura, pero sin chispa de poder, cinco puyazos, que costaron la vida a un caballo.

De los chicos del Algabeño sobresalió Bazán en el primer par, y eso que los tres que se pusieron fueron buenos.

El Algabeño, de azul turquesa y oro, brindó y no pudo lucirse pasando, porque el bichejo estaba tan manso como el anterior, y con el toro humillado y encogido pinchó en lo duro y en todo lo alto.

Con esto y con una superior estocada a toro completamente quieto, acabose la labor del Algabeño, que mereció y obtuvo palmas y regalo.

El de Bombita.

Todo un señor toro de arrobas y de respeto el Miura que estaba en turno.

Negro, largo de cuerpo y alto de agujas; Bombita le saludó con un lucidísimo cambio de rodillas, que hasta la reina aplaudió con entusiasmo.

Luego el niño de Tomares, abanicó con lucimiento y peligro, y en todo el tercio se adornó mucho, haciédole la competencia Machaquito.

El toro bueno y duro en la pelea en los primeros encuentros con el caballo, acabó, no obstante, reservándose un poco, y hasta mucho, y eso que los piqueros le hacían poca sangre.

Dos jacos quedaron en la arena de las seis varas que tomó.

Bombita pidió los palos y ofreció un par a Machaquito.

Este metió un buen par al cuarteo. Ricardo se alargó largamente en la preparación, para dejar otro muy bueno en igual forma, y acabó el tercio el Barquero con uno bueno también.

Y Bombita, que vestía color botón de oro con guarnición de seda negra, hizo una faena consentida y apretada, y cuando igualó entró bien, pero muy bien, al volapié, dejando uan corta en todo lo alto, a al que dio refrendo descabellando al primer golpe, Ovación y presea.

El de Machaquito.

De Felipe de Pablo Romero, coloradillo, bragado y de poca representación era el cuarto de la lidia ordinaria y sétimo de la corrida.

De poca resistencia, pero no sin sangre, cumplió en varas y hasta dio lugar a que se adornaran Bomba, Machaquito, y el Cocherito, que eran los que ahora llevaban la lidia.

Los tres torearon con lucimiento al alimón, quedando arrodillados en la cara.

Caballos difuntos dos.

Los espadas cogieron los palos de lujo y pusieron:

Machaco, un gran par al cuarteo, después de intentar por dos veces el cambio.

El Cocherito, uno superiorísimo de frente, y Bombita otro al cuarteo, muy bueno también.

Machaco, de plomo y oro, tomó luego los avíos, hizo una faena de muleta apretada y de valiente, y entrando muy bien pinchó en hueso.

Más cerca que antes, todavía, dio unos cuantos muletazos, parando a toda ley, y acabó con el volapié magno de todas las tardes.

¡Es mucho Machaquito matando toros!

Después de echar el regalo, los reyes se fueron del palco, y yo creí terminada la corrida. Sin embargo, los ritos son hoy otros, y la fiesta siguió presidida por un concejal.

Los reyes fueron ovacionados al salir de la plaza con el mismo sincero y cariñoso entusiasmo de la entrada, y una gran parte del selecto público comenzó el desfile.

Lo mismo quisieron hacer las bellísimas concurrentes al tendido 9; pero los varones que por gusto o por fuerza nos quedábamos les rogamos permanecieran quietas; y ellas, tan complacientes como hermosas, accedieron.

El del Cocherito de Bilbao.

El de doña Celsa era para el de Bilbao, el que ya no sé si salío a sustituir al Boto, al Algabeño o si toreaba por cuenta propia.

El Concha Sierra, de buen tipo y bien puesto, era salpicado en castaño y botinero.

Arrancando de largo, pero sin recargar, estoy por decir que de tener poder hubiera sido el mejor de la tarde. En junto, tomó cinco puyazos y no dejó víctimas ostensibles.

Fuentes fue el encargado de parear, y empezó brindando su labor al tendido 9; es decir, al de la belleza reunida.

Después hizo las filigranas de siempre, cambió dos veces sin clavar, y al fin, quebró de nuevo y puso un solo palo.

Con otro par muy ceñido al cambio terminó su labor, y sobre él cayó del tendido 9 una verdadera lluvia de flores.

Cocherito de Bilbao, de botella y oro, pasó de cerca y consintiendo, pinchó una vez en lo duro, entrando a ley; señaló otro pinchazo, saliendo trompicado, y acabó de un volapié que hizo innecesaria la puntilla.

Muchas palmas.

El de Regaterín.

De D. Esteban Hernández, castaño, ojinegro, con peso y pitones, era todo un buen mozo.

El espada en turno le saludó con unos lances buenos, de que el bicho se fue.

De poder el de D. Esteban, prometía más de lo que dio. Al cabo, tardeó y mansurroneó lastimosamente.

No mal banderilleado, murió a manos de Antonio Boto de un volapié, que, aunque un poco caído, fue dado desde corto, dando el hombro y cono todas las reglas del arte.

Muchas palmas al madrileño.

El de Bienvenida.

Para indemnizar al novel espada sevillano le soltaron un toro de gracia. ¡Pero vaya un encarguito!

Colorao, grandote y con mucha madera, el toro, que creo era de Palha, pareció buey al principio, y luego lo fue mucho más.

Tapándose lo meramente preciso para no ser tostado, ni con el palote ni con los palos, que con grandes deseos tomó, pudo hacer primores Manuel Megías.

En la muerte, ni una sola vez logró que el manso le acudiera.

Por ello, todo lo que pudo hacer fue pinchar ts veces y acabar con un descabello. ¡Con los bueyes no se hace más!

lunes

Corrida regia de 1906. Crónica de APÉ

[Crónica de la corrida regia. El Globo 3/6/1906. APÉ]

Los rejoneados

Primero.

Jabonero, de Veragua, y con tipo de manso.

Luzunáriz y Tejada clavan de mala manera dos rejones.

El veragüeño se declara buey de solemnidad.

Luzunáriz clava en el testuz, y el bicho de se echa.

Lo levantan los peones, y Limiñana, cuarteando ignominiosamente, le soltó una caída, delantera y atravesada.

Siseos generales y botonadura de S.M.

Segundo.

Berrendo en negro, capirote, más grande que el anterior.

Romero clava un gran rejón en todo lo alto. Repite con otro superior que es muy aplaudido.

Dos más entrando de mala manera y otros dos aceptables.

Corchaíto brinda y después de algunos pases comprometidos, deja una caída y delantera.

Repite con otra algo atravesada y termina con un descabello.

Silencio y botonadura.

Tercero.

Berrendo en negro, ensabanao, alto de púas y largo de pies.

Recibió dos rejonazos sin visualidad, y el toro dobla.

Manolete brinda rodilla en tierra, y dirigiéndose al veragüeño, se encontró con que el bicho murió antes de darle el primer paso.

La Reina Victoria le arroja un regalo, y se escuchan palmas.

Vivas a la Reina y al Rey.

Ovación.

Los caballeros se despiden oyendo palmas.

***

Salen las cubas municipales y riegan el ruedo. Durante la operación, se repiten las ovaciones a los Jóvenes Monarcas.

Cuarto.

Grande, berrendo en negro y bien armado.

Fuentes lo saluda con cuatro verónicas buenas, que son aplaudidas.

Tomó seis puyazos, matando un jaco.

Americano y Moyano clavaron tres pares medianos.

Fuentes brindó rodilla en tierra, y después de muletear con más maestría que lucimiento, dejó una, entrando bien.

Palmas y regalos a la Reina.

Quinto.

De Don Anastasio Martín. Colorao, de cuerna sucia y delantera.

Algabeño da tres lances aceptables.

El bicho tomó, tardeando, cinco varas, matando un penco.

Bazán y el Pollo Posturas clavan tres pares buenos.

Algabeño brinda brevemente de hinojos, y después de algunos pases dados con alguna desconfianza, pinchó en hueso, entrando bien, y repite con una algo pasada y perpendicular, que acabó con el astado.

Palmas y regalo de la Reina.

Sexto.

Negro bragado, grande y bien armado.

Bombita cambia con el capote recogido rodilla en tierra, y da tres verónicas superiores, escuchando la primera ovación grande de la tarde, en la que toma parte muy activa la Reina.

En un quite se lleva Bombita al toro por las afueras valientemente, escuchando otra ovación.

Machaco, bien en otro quite.

Tomó seis varas, matando dos potros.

Machaco tomó las banderillas del Bomba, y llegando bien, clavó un gran par, que fue aplaudido.

Bombita, después de una hábil preparación, clavó un par de frente que fue ovacionado.

Terminó el tercio con un buen par el Barquero.

Bombita, después de un brindis que duró más que un pagaré de interés compuesto, muleteó bien, y entrando con las de la ley, dejó media en buen sitio, y arrancándole el estoque, lo corrió por el morrillo hasta descabellar.

Ovación y regalo.

La Reina está entusiasmada del espectáculo.

Es la primera en aplaudir las suertes arriesgadas y bien ejecutadas de los diestros, y en su rostro denota la satisfacción que experimenta ante el espectáculo nacional por excelencia.

Séptimo.

Castaño, cornidelantero y algo más pequeño que los anteriores.

Bombita y Algabeño torean al alimón.

Tomó seis varas, matando tres caballos.

Machaco toma los palos y cambia en la cara, sin clavar.

El toro gazapea, y en tres ocasiones impide que entre.

Clava, por fin, al cuarteo un buen par.

Cocherito deja un gran par de frente.

Bombita juguetea con el toro, y metiendo los brazos deja un gran par.

Machaquito hace una faena y atizó una tendida.

Sigue muleteando con confianza, y deja una contraria de tanto atracarse.

Palmas y regalos.

Los Reyes se retiran del palco, en medio de una delirante ovación.

La corrida sigue, ocupando la presidencia el teniente de Alcalde del Hospicio, D. Leopoldo Cortina.

Octavo.

Jabonero, salpicado, fino y bien puesto.

Tomó siete puyas, y después de una bronca, el presidente cambió de tercio.

Fuentes brinda las banderillas al tendido 9, ocupado por las damas.

Después de una gran preparación, cambia sin clavar por dos veces, y dejando el pañuelo en tierra, señala la reunión y deja un palo.

Repite con otro par al cambio, recibiendo una lluvia de flores de las damas del tendido 9, que Fuentes recoge y besa.

Cocherito muletea bien para pinchar alto.

Sigue muleteando tranquilo, y repite con otro, saliendo rebotado. Otra contraria, y el toro dobla.

Palmas y regalo de Cortinas, por delegación.

Noveno.

Colorado, listón, grande y bien armado.

Regaterín le saluda con cuatro lances buenos.

Al arrancarse en la primera puya, se ceba con el caballo y lo hace polvo materialmente.

Tomó en junto seis puyazos, matando un penco.

En banderillas no vemos nada de particular.

Regaterín da el primer pase de rodillas y continua muleteando con mucha valentía, para dar una estocada monumental.

Muchas palmas y regalos.

Décimo.

Castaño obscuro, grande y bien armado.

Con gran poder y no poca bravura tomó hasta nueve varas.

El presidente, Sr. Cortinas, fue abucheado por el público por la tardanza en cambiar el tercio.

Bienvenida encuentra un toro muy parado, a consecuencia de las muchas puyas recibidas.- ¿Lo ve usted, Sr. Cortinas? No es lo mismo presidir corridas de toros que dirigir a los bomberos.- Con gran trabajo clavó tres pares, que fueron aplaudidos.

Con la muleta estuvo más hábil que valiente, y pinchó en hueso.

Otro sartenazo delantero y perpendicular.

Un pinchazo más, cuarteando.

Pitos.

Un sablazo, sin soltar; dos intentos de descabello; más pitos y otro golpe, del que cae.

Pitos, pitos y pitos.

Como resumen, sólo tengo que anotar dos nombres.

Presidiendo, la Reina.

Toreando, Bombita.

Corrida regia de 1906. Crónica de Juan CHANELA

[Crónica de la corrida regia. El País 3/06/1906. Juan Chanela]


(…) La lidia de toros rejoneados resulta pesada y deslucida porque los tres toros de Veragua son tres apreciables mansos.

Sin duda el duque se dijo al mandar los mansurrones

El vino y los toros bravos son para las ocasiones

Limiñana y Corchaíto, que llegaron a actuar, no pudieron lucir sus buenos deseos.

Manolete no entró en funciones.

Los tres caballeros rejoneadores demostraron valor y pericia y ganaron aplausos.

Los novilleros citados recibieron regalos valiosos.

***

Cuando llegamos a la lidia ordinaria estamos todos un tanto fatigués.

Inauguramos esta parte del espectáculo con otro buey de Veragua.

¡Así da gusto, señor duque!

Llega la hora de matar
hinca Fuentes la rodilla
y brinda elocuentemente
por toda la comitiva.
No se lució con el trapo
porque el toro no acudía.
Una estocada que corta
al de Veragua la vida,
el regalo consabido
y palmas al de Sevilla.

De D. Anastasio Martín es el segundo, que no trae muchos pitones.

El de la Algaba trastea decidido, da un pinchazo entrando bien y luego, con los terrenos cambiados frente a chiqueros receta con verdaderas fatigas una estocada superior, en lo alto, con cesantía del puntillero.

Palmas y el regalo de turno.

***

Es el tercero de Miura

Y se trae peso y figura

Porque es un pavo negro, con toda la barba.

Bomba chico se arrodilla
y da un cambio de chipén,
Y oigo una voz de señora
Que dice: ¡yes, very güell!
Da luego cuatro verónicas
Y un farolillo muy bien,
Y exclamamos los de acá:
¡Olé el arte y el quinqué!

El toro resulta bravo y se lucen en quietes Bomba y Machaco, que salen a ovación por quite, sobre todo el de Tomares, que se salió por las afueras con filigranas y alegrías.

Cogen los palos Bomba y Machaco. Este cuelga un par excelente, llegando con guapeza. (Ovación.)

Ricardo se hincha haciendo florituras y gallardías en la preparación. Par superior, levantando los brazos y cuadrando como los clásicos. (Seguimos ovacionando).

Bombita chico, que ostenta flamante terno naranja y negro, pronuncia un brindis tan elocuente y sentido que asombra a Mazzantini y a Vicenti.

En la misma cuna, cambiando más que el toro y rematando los pasos como un catedralicio, torea por alto brevemente y se mete a herir

Dejando media estocada
superior, irreprochable,
que aplauden propios y extraños,
los pequeños y los grandes.
Saca el estoque el chiquillo,
lo pone en el fulminante,
dispara, cae el de Miura
y escucha una formidable
ovación Ricardo Torres
que ha estado abracadabrante.

Ha llegado el turno al de doña Celsa Fontfrede. También está perfectamente presentado y bien puesto.

Torean a la limón Bomba y Machaco, interviniendo Cocherito que vuelve al toro hábilmente. (¡Estoy adjetivando como un ángel!)

Cogen los palitroques los tres maestros. Machaco se empeña en quebrar y compromete dos veces su ¿??icatura, porque el toro no está para rositas. Por fin desiste el de Córdoba y cuartea un buen par.

Cocherito hace alarde de valentía y de vista con otro par de frente, que pasará al protocolo.

Ricardo abre otra vez la clase de adorno y termina la lección con un par de los ovacionables.

Suenan las trompas
brinda Machaco
va hasta la cara
sacude el trapo,
da naturales
de pecho y altos
todos ceñidos,
bien rematados.
Entra valiente
para un pinchazo
Que da en lo duro
Bien señalado.
Repite el viejo
Como los guapos,
recto, valiente
para un sopapo
hasta las cintas
y en lo más alto.
Rueda el de Concha
y el gran Machaco
cosecha palmas
para tres años.

Suena la marcha oficial;
se marcha el cortejo real
que recibe una ovación.
Continúa la función
de la fiesta nacional.

***

El bicho de Pablo Romero también es fino,
 bien criado y bien puesto
Coge Fuentes banderillas
y se acerca cortésmente
a brindar a las señoras
del tendido refulgente.

Preparación alegre, como todas las del maestro, dos pares superiores, cambiando superiormente, ovación general y como regalo de las hermosas obsequiadas, una lluvia de flores.

Cocherito trastea cerca, desde muy cerca, con mucha vista y con mucho reposo.

Un gran pinchazo, otro saliendo trompicado por cambiar de chipén y una en el lado contrario, metiéndose con ?????.

Palmas generales y muy bien ganadas.

***

Castaño, buen mozo, ¿?? y bien armado es el de D. Esteban Hernández.

Regaterín torea por verónicas, parando mucho y estirando los brazos como manda la doctrina. ¡Chipandila!

El bicho demuestra gran poder en varas.

Regaterín comienza su faena con un ceñidísimo pase de rodillas. ¡Ele!

Sigue toreando como Cayetano (no rebajo un céntimo), resultando verdaderamente superiores los pases altos y de pecho que da el valiente madrileño.

¿Y al herir? ¡Vaya valor!
Desde corto engendra el viaje,
y al volapié, con coraje,
da un sopapo superior.
Con el toro hecho un ovillo,
y españoles y franceses,
moros, turcos e irlandeses
ovacionan al chiquillo.

En prosa llana diré que la faena y la estocada de Regaterín, son de las que dan cartel y dinero.

***

Todavía nos queda el toro que pudiéramos llamar de gracia o de Bienvenida.

Cuando pisa el ruedo este animal, que es grande y cornalón, quedamos en la plaza dos centenares de espectadores, porque muchos creían que la cosa no tenía esta prolongación.

Bienvenida bulle en quites.

Pone dos pares caídos y otro bueno.

No nos entusiasmamos.

Primer pase con la muleta plegada. Faena poco brillante.

En las tablas del 9, una estocada corta, en lo alto y cabeza pasada.

Y levanto la sesión
cansado de currelar.
¡Diez toros muertos, señores!
Puede el baile continuar.

Corrida regia de 1906. Crónica de Don Modesto

[Crónica de la corrida regia. El Liberal 3/06/1906. Don Modesto (José de la Loma)]


(…) Todos los toros al pisar el anillo y fijarse en el tendido 9, se declaraban mansos de solemnidad.

Y mansos fueron los cuatro del duque, manso el de Anastasio, o casi manso, e igualmente el Miura, el de D. Felipe de Pablo, el de Hernández y así hasta terminar.

¡Cualquiera conserva facultades, por muy cornúpeto que sea, ante semejante cuadrilla de colores!

No creo que sean así los ángeles del cielo. Si lo son, prefiero el purgatorio con todas sus penalidades, porque entontencido de gusto no creo que sea un estado decente para residiri en la mansión celestial.

¿Y que yo entontencía no les quepa a ustedes ni la más insignificante de las dudas!

Los caballeros

Los grandes de España, duque de Medinaceli, Alba y marqués de Tovar apadrinaban a los caballeros Luzunáriz, Romero de Tejada y Gabriel de Benito, y en sus carrozas de gala y acompañando a estos dieron vuelta al redondel. Delante del palco regio descendían padrino y caballero, y el noble hacía a los reyes la presentación de su ahijado.

La ceremonia fue lucidísima.

El primer toro, de Veragua, jabonero, sucio, grande y no mal encornado, salió buscando pelea, pero se fijó en el tendido 9… ¡y manso!

El segundo, ídem.

El tercero, eadem.

Y así sucesivamente.

Los tres caballeros en plaza rivalizaron en destreza y valentía, distinguiéndose Romero de Tejada en cuatro superiores rejoncillos puestos en las mismas péndolas.

Luzunáriz, que es un consumado jinete, y Benito, que probó su bravura en diferentes ocasiones, dieron gallardas muestras de arrogancia y arte.

Si los toros no hubiesen sido bueyes, ¿en qué quedamos?, aún más lucida hubiera resultado la suerte de rejonear.

Pero los caballeros alcanzaron un triunfo indiscutible.

El tercer toro murió a consecuencia de uno de los rejones.

Romero de Tejada, Benito y Luzunáriz fueron ovacionados hasta el delirio.

Todo se lo merecieron

Lidia ordinaria

¡¡Bombita!!

Para el fueron los mayores aplausos.

El miura que le tocó en suerte, incierto y reservón, achuchaba en la hora suprema.

Pero mi niño, con esa gracia que Dios le dio, se hizo con él con magistrales muletazos y le hirió por arriba y le descabelló a al primera, sacando el estoque con la mano y resbalándole sobre el morrillo hacia el testuz.

Aclamaciones regias y populares.

¿Habrá llegado de preparar la coronación de Bombita?

¡Meditemos!

Machaquito, Regaterín, Cocherito, y Bienvenida, superiores.

Muy bien, Algabeño.

Fuentes, mal.

A veces, los primeros son los últimos. ¡Paciencia!

***

La corrida tuvo más de regia que de corrida.

Sin la reina Victoria, sin el tendido 9 y sin Bombita, rey de los toreros… ¡al caos!

Por eso hago punto, gritando:

- ¡Olé por el tendido 9!

- ¡Viva Bombita!

- ¡Vivan las reinas hermosas!

***

La presidencia… ¡angelical!

sábado

Corrida regia de 1906. Crónica de Molinete

Crónica corrida regia 1906. EL ENANO. Por Molinete


PRIMER TORO REJONEADO

Ratón, de veragua, jabonero, claro, con divisa encarnada y blanca. Cerrado de pitones y finos estos.

El Sr. Luzumariz quiebra el primer rejón y el Sr. de Benito marra una vez y deja otro sin quebrar. El toro se huye.

Por fin de Benito acierta a poner uno bueno.

Rejones seis.

Limiñana, de corinto y oro, sin pase alguno, da una estocada a toro parado, que basta.

Minutos tres.

El matador recibe un obsequio de S.M.

SEGUNDO TORO REJONEADO

Golondrino, berrendo cárdeno, carinegro. De agujas finas y rematando.

El Sr. Luzumariz (con ropilla granate) clava un rejón algo caído, pero entrando bien. (Palmas.)

El Sr. Romero Tejada (con capilla azul) se pasa en uno, y Luzumariz repite, siendo aplaudido con justicia.

Al fin Romero clava uno y dobla, después de otra intentona.

Nuevo rejón de Luzumariz, y el final de Romero. (Ovación a los caballeros.)

Rejones de este toro, seis.

Corchaito, de verde y oro, embarullándose y descubriéndose da diez pases con ambas manos y receta baja, echándose fuera al marcar el volapié.

Después de cinco derecha y dos altos vuelve a entrar con una estocada caída e intenta el descabello y el toro dobla. (Palmas y regalo).

Minutos cinco.

TERCER REJONEADO.

Redondo, berrendo en negro, de Veragua.

Es abierto y fino de agujas.

De caballeros Romero y Benito.

Clava de Benito un rejón y el otro queda casi inútil para continuar.

En vista de ello Manolete, de grosella y oro, dobla la rodilla ante S.S. M.M. y va a cumplir su deber.

Antes dobla el toro y se concluye la suerte.

(Regalo de la Reina a Manolete por la intención).

Los rejoneadores saludan y se despiden de los Reyes (Ovación).

Regada la plaza como intermedio sale el

PRIMERO

Peluso, berrendo en cárdeno, de Veragua.

Está bien armado, y de salida arremete a Cachiporra.

Fuentes, parando a ley y como maestro, da seis verónicas y un recorte.

Interviene Cariles (M.), y al repetir va a los bajos.

Pica Cachiporra y dobla Carriles. A los quites Fuente y Bienvenida.

Varas siete, caídas cuatro y jacos uno.

El Americano, de negro y plata, se pasa cinco veces y al fin deja un par al relance.

Moyano, de azul gendarme argentino, entra en falso cuatro veces y después deja un ambo con cuarteo pronunciadísimo.

Repite Americano con uno tirado.

Antonio Fuentes, de violeta y oro, hinca la rodilla en tierra y brinda ante S.S. M.M.

Da cinco altos, cinco derecha y uno natural preceden a un volapié algo caído entrando el bien el maestro. (Palmas).

Regalo del Rey.

Pases 11, estocada una, minutos cuatro.

SEGUNDO

Arrupidero, retinto, núm. 7, de Martín con cinta verde y encarnada.

Es cornalón y muy caído de agujas.

Algabeño da moviéndose algo cuatro verónicas y un recorte.

Carramza cae con la vara primera y Salsoso en la segunda.

Repitió Salsoso (con otro puyazo intermedio del reserva).

Vuelve a entrar Salsoso y pierde el jaco en la acometida.

Puyazo final de Carranza.

Varas seis, caídas tres, jacos uno.

Perdigón, de morado y plata, cuartea un buen par igualando. (Palmas).

El Zurdo, de azul purísima argentino, deja otro aceptable sin apretar. (Palmas).

Y acaba Perdigón con uno tirado a toro parado.

Algabeño, de azul celeste y oro, dobla la rodilla y brinda.

Emplea cuatro altos y dos derecha para un pinchazo a volapié, que el bicho escupe.

Sigue con un alto y dos derecha, receta un volapié entrando con rectitud. (Palmas y regalo).

Pases nueve, pinchazos uno y estocada una.

Minutos cinco.

TERCERO

Urraco, negro, núm. 3, de Miura, con cinta verde y negra.

Es corto de pitones y de buena presencia.

Bombita le da el quiebro de rodillas y luego sigue con tres verónicas y un recorte. (Palmas.)

Moreno pierde el jaco en otra acometida.

Repite Cantarito y nueve quite de Ricardo.

Nueva vara de Moreno.

Puyazos cuatro, caídas cuatro y jacos dos.

Toma los palos Machaquito por invitación de Bombita, y el propio Ricardo.

Entra Machaquito por delante con un par desigual al cuarteo. (Palmas.)

Sigue Bombita, que juega un rato delante del bicho, y luego pone un buen par al cuarteo. (Palmas.)

Acaba el tercio Barquero, de azul y plata, con uno pasado y caído.

Bombita, de amarillo y negro, hinca la rodilla y brinda.

Después de cinco altos, uno cambiado y tres derecha para media a volapié tomando hueso. (Palmas.)

Sigue con varios trasteos, saca el estoque con la mano, y descabella a la primera (Ovación y regalo.)

Pases nueve, estocadas una, descabellos uno, minutos cinco.

CUARTO

Soberbio, castaño, núm. 1 de Fontfrede, con divisa blanca, negra y plomo.

Es delantero de armas y cerrado de ellas.

Machaquito lancea por lo mediano.

El Gordo se derrumba con estrépito, y Zurito se sostiene al picar, pero saca herido el jaco y cae luego.

También el reserva se desmonta y Zurito pierde la alimaña.

Bombita y Cocherito de Bilbao, que también ha tomado parte en la función, torean a la limón. (Palmas).

Varas cinco, caídas cuatro y jacos tres.

Machaquito toma los palos y pone un buen par al cuarteo, después de haber intentado el cambio. (Palmas.)

Cocherito de Bilbao, de negro y oro, deja un ambo bueno. (Palmas.)

Bombita chico, previos jugueteos, cuartea otro aceptable, saliendo algo trompicado. (Palmas.)

Machaquito, de plomo y oro, saluda arrodillado; da uno natural, uno de pecho, dos altos, uno ayudado, uno derecha y uno cambiado, para una estocada volapié tomando hueso. Antes de tirarse saludó a los Reyes. (Palmas.)

Después de dos pases atiza una estocada contraria. (Palmas y regalo.)

Pases nueve, estocadas dos y minutos cuatro.

Los Reyes se retiran del palco regio entre aplausos y a los acordes de la Marcha Real.

Por disposición de S.M. el Rey continúa la corrida a pesar de lo que la invitación reza.

QUINTO

Queda presidiendo el duque de Arévalo.

Cristalino, ensabano capirote, núm. 23, de Pablo Romero, con divisa celeste y blanca.

El Cocherito de Bilbao lo lancea con tres o cuatro verónicas.

Moreno y su compañero ponen hasta cuatro varas por dos caídas y ningún jaco.

Toma los palos Antonio Fuentes, y dando ejemplo de la proverbial galantería española y torera, brinda al tendido 9, donde están las damas de la mantilla. (Ovación al maestro.)

Cita para el cambio Fuentes dos veces seguidas, pone el pañuelo en el suelo y deja medio par cambiando. (Palmas.) Vuelve a citar y cambia por tercera vez. (Ovación.)

Ostioncito, de verde y oro, deja medio para al cuarteo.

Cocherito de Bilbao, en sustitución de Regaterín [en realidad, fue en sustitución de Lagartijo], de verde oscuro y oro, emplea ocho altos, tres cambiados y dos ayudados para un pinchazo en hueso.

Sigue pasando con ambas manos y vuelve a pinchar entrando bien y saliendo derribado del encontronazo. Acaba con una estocada a volapié algo ladeada. (Palmas.)

Pases 18, pinchazos dos, estocada una, minutos nueve.

SEXTO

Peinaíto, castaño. Ojinegro, número 67 de Hernández, con divisa encarnada, celeste y blanca.

Es cornalón y bien criado.

Regaterín da varios lances.

Chano y Chanito pican alternando. La vara primera de Chanito cuesta una víctima caballar y el toro de D. Esteban recarga que es un primor sobre los restos.

Hasta cuatro varas ponen entre los dos por tres caídas y dos jacos.

Blanquet, de violeta y plata, cuartea un ambo algo desigual.

Juan Antonio Mejía, de corinto argentino, sigue con otro regular.

Acaba Blanquet con medio.

Regaterín, de perla y oro,, da dos altos, uno derecha, dos naturales, uno de pecho, para un volapié superior entrando y saliendo como las propias rosas.

Pases ocho, estocadas una y minutos cinco.

SEPTIMO


TORO DE GRACIA

Se lidia un séptimo toro de gracia, con divisa azul y blanca, de Palha. Es cornalón y astifino.

Bienvenida da algunas verónicas moviditas y Fuentes recorta.

Entre Cantaritos y Pica, que caen en los encuentros, ponen hasta cinco varas por cinco caídas y tres caballos.

Bienvenida toma los palos y cuartea un par caído.

Repite, previa salida, con otro caído también.

Y vuelve por tercera vez, dejando un bueno. (Palmas.) Un palito se cae.

Da fin de la corrida Bienvenida, que viste violeta y oro, con cuatro altos, dos naturales, cuatro derecha, dos cambiados, para media estocada algo caída a toro parado.

Varios pases y un pinchazo, y sin pase alguno repite con nuevo pinchazo. Luego da una estocada caída.

Intenta el descabello, y acierta a la segunda.

Pases 16, pinchazos dos, estocadas dos, intento uno, minutos 15.

RESUMEN GENERAL


TOROS

El primero, Peluso, de Veragua, cumplió en varas, se quedó algo en palos y se defendió. A la muerte se aplomó un tanto y se hizo incierto.

El segundo, Arrupidero, de Martín, fue tardo en varas, manejable en palos y reservón a la hora final.

El tercero, Urraco, de Miura, fue certero y de poder en varas; en palos, y a la muerte, bueno.

El cuarto, Soberbio, de Fontfrede, fue certero en varas, bueno en palos, y bueno al final.

El quinto, Cristalino, de Romero, estaba bien criado, y fue manejable en todos los tercios.

El sexto, Peinaíto, de Hernández, fue de poder pero tardo en varas, bueno en palos y manejable a la muerte.

El séptimo, fue tardo en varas, se defendió en palos y a la muerte se huyó.

ESPADAS

Fuentes inteligente al pasar en el primero y valiente y bien matando.

Algabeño, en el segundo, pasó con valentía y mató con fortuna.

Bombita, en el tercero, valiente y breve pasando y bien matando.

Machaquito, en el cuarto, pasando de cerca y valiente, fresco y afortunado al matar.

En el sexto Regaterín bien pasando y regular matando.

En el séptimo, Bienvenida trabajador con la muleta y regular con el acero.

El mejor toro el de Miura y después el de Romero.

De los caballeros Luzunariz.

Entre los piqueros Carriles, Moreno y Chano.

Con los palos, Ostioncito, Moyano y Blanquet, y entre los maestros Fuentes y Bombita.

Matando Regaterín en uno y Bombita en otro. En quites Fuentes y Ricardo.

De la entrada y el concurso ya hablamos en otro lugar,

En total, la corrida regia, buena sin sobresalir.

El desfile de primera.

Acabó a las 7 y 35 minutos.

viernes

Corrida regia de 1906. Crónica de Don Silverio

[Don Silverio (José Trabado) en ABC, 3 de junio de 1906]
Quince minutos antes de la hora señalada para dar principio a la corrida, la Plaza presenta un aspecto encantador. En palcos, tendidos, gradas y andas predomina el bello sexo. La Reina Victoria hace la señal para que comience la fiesta. Gran ovación y ¡vivas! en el público.

La Reina Victoria da orden para que se suelte el primero de los tres toros del duque, que ha de ser rejoneados por los dignos oficiales Sres. Luzumáriz, Romero de Tejada y De Benito.

El de Veragua es jabonero, gordo, bien colocado de pitones y manso. Ayudan a los rejoneadores Fuentes, Bombita y Machaquito. Los Sres. Luzumáriz y Romero de Tejada quiebran cuatro rejoncillos, mostrando gran valor y ser unos jinetes superiores. (Ovación). Cambiada la suerte, el espada Limiñana brinda a los Reyes y base en busca del manso. Tres pases, una atravesadísima y dos intentos. La Reina le obsequia con una botonadura.

Segundo bicho: berrendo en negro y con buenos pitones. Un gran rejón de De Benito, otro ídem del mismo caballero, uno pasado, otro en una pata, y uno colosal del Sr. Luzumáriz, cuatro rejoncillos más ponen entre los dos caballeros, y a matar. Corchaíto, después del brindis regio se enreda a mantazos con el bicho para una tendida; más pases y una tendenciosa; un intento tocando algo, y dobla el cornúpeto. Palmitas y regalo regio.

Tercero: berrendo y con lo suyo en la cabeza. De ayudantes Cocherito, Regaterín y Bienvenida. Los Sres. Romero de Tejada y De Benito colocan dos rejones que hacen doblar al buey. El veragua se levanta, y Manolete brinda, rodilla en tierra, a los Reyes, y base a terminar con el moribundo. Llega Manolete adonde está el veragua y éste dobla para siempre. Regalo de S.M. la Reina a Manolete.

LIDIA ORDINARIA.

Antes de empezar la parte ordinaria, el pueblo vuelve a vitorear a D. Alfonso, a doña Victoria y a doña María Cristina.

Primer toro de Veragua: berrendo en negro, grande, gordo y con buenos pitones. Fuentes torea por verónicas superiormente. (Palmas). Los hermanos Carriles y Cachiporra pinchan seis veces, por cuatro caídas y un caballo. Americano y Moyano dejan tres pares de las de lujo. Fuentes brinda por los Reyes de España. Una faena larga y deslucida y una baja, emplea Fuentes para finiquitar al bicho (Palmas y regalo de la Reina Victoria).

Segundo de Anastasio Martín, colorao, ojo de perdiz y bastante leña. Entre Salsoso y Carranza le tientan la piel seis veces y el de Anastasio se venga dándoles cuatro batacazos de órdago y matando un penco. Algabeño y Regaterín muy lucidos en la brega. Bazán y Pollo Posturas colocan tres buenos pares de rehiletes y pasamos al último tercio. Algabeño brinda a los Reyes. Hace una faena muy sosa para un pinchazo bueno. Más pases y una corta en lo alto. (Palmas y regalo).

El tercero de la lidia ordinaria pertenece a la ganadería de Miura y es negro, grande y con lo suyo en la cabeza. Bombita da un cambio de rodillas, ganando palmas regias y plebeyas. Moreno y Cantaritos pinchan al miureño cuatro veces por otras tantas caídas y dos víctimas. Banderillean los maestros. Machaquito coloca un par superior. Bombita, después de adornarse mucho, deja otro par sublime, y termina Morenito con uno bueno. Ricardito brinda, como sus compañeros, a los Reyes de España. Con mucho valor, arte y pupila torea al bicho de Miura, hasta lograr hacerse con él. Entra bien, y deja media superior; saca el estoque, descabella y Ricardo se gana un regalo de los Monarcas y una ovación grandísima del público. ¡Muy bien, D. Ricardo! Así siempre y ¡viva Sevilla!

De Pérez de la Concha es el cuarto toro, de pelo castaño, bragao y con buenos pitones. Zurito y Gordo ponen seis varas, cayendo en tres y feneciendo tres desgraciados potros. Bombita y Machaquito torean al alimón, mientras Cocherito vuelve a la res, arrodillándose al final los tres maestros. (Ovación). Vuelven a parear los matadores. Machaquito intenta el cambio tres veces y luego deja un gran para al cuarteo. Cocherito, uno superior, y cierra el tercio Bombita, dejando los suyos en todo lo alto del morrillo. (Ovación a los tres espadas). Machaquito brinda como sus compañeros. Hace una faena vistosa y valiente para un gran pinchazo; un volapié superior y el diestro de Córdoba es obsequiado con una ovación formidable y un regalo regio. ¡El rey del valor!

Antes de aparecer en la arena el quinto bicho, abandonan los Reyes y su acompañamiento el palco regio entre una delirante ovación y ¡vivas! También se oyen varios ¡viva la presidenta! Y ¡vivan las inglesas españolas!

El quinto bicho es de Pablo Romero, ensabanao, capirote en colorao y puesto en cabeza. Con bravura y poder toma cinco varas por cuatro caídas, dando ocasión a que los espadas se luzcan en quites. Fuentes brinda un par de banderillas al tendio nueve ú séase la sucrusal de la gloria. ¡Qué angelitos! Después de dos cambios sin clavar, cambia otra vez y deja medio par. Las hermosas del nueve, arrojan a Fuentes una gran cantidad de flores. Antonio coge unas cuantas y las guarda como recuerdo. Cocherito torea cerca y valiente dando algunos pases buenos para un pinchazo saltando el estoque. Otro pinchazo saliendo empitonado y cayendo al suelo y una atravesada. (Palmas).

Sexto bicho, de Hernández, castaño y bien colocado de pitones. Regaterín da dos lances superiores y un recorte ceñidísimo. (Muchas palmas). De Chano y Chanito aguanta el bicho cuatro picotazos y les larga dos volteretas casi mortales. Blanquet y Mejia adornan el morrillo de la res con dos y medio pares de banderillas. (Palmas a los nenes). Regaterín brinda al Sr. Cortinas, que ha quedado de presidente. El primer pase, ayudado, lo da con las rodillas en tierra. (Ovación). Sigue Antonio pasando muy cerca de los pitones, adornándose y oyendo ¡olés! En cada pase. Iguala el bicho y el madrileño arrea p’alante con riñones y fatigas, resultando un volapié magistral. (Gran ovación). La faena de muleta, soberbia, y la estocada a volapié neto, colosal, y la ovación despampanante. ¡Es un matador de toros! ¡Viva Madrid!

Séptimo. De Gómez, colorao y con dos pitones. Sin gran codicia recibe cinco caricias de los de aupa, por cuatro tumbos y tres difuntos. Bienvenida banderillea con tres buenos pares. Coge muleta y estoque, y toreando como le permiten las condiciones de la res, para una caída. Sigue la faena valiente el niño, y con unos pinchacitos más, dados con su miaja de alivio, nos echa a la calle el señor de las de Bienvenida.

Lo mejor de la corrida, la Reina Victoria, como Reina, como mujer y como presidenta, inmensa de gracia, hermosura y sencillez. Después, el tendido nueve. ¡Qué tendido más bien aprovechado! ¡El disloque en mujeres hermosas! Y de los toreros, Bombita, Machaquito y Regaterín. ¡Viva Sevilla, Córdoba y Madrid! O ¡viva Madrid, Córdoba y Sevilla! Como ustedes quieran.

Corrida regia de 1906. Crónica de El Barquero.


[Publicada en El Heraldo del 2 de junio de 1906.]

Toros rejoneados

El Rey tira garbamente la llave y en tal momento nos enteramos que se han atendido nuestras indicaciones respecto a los alabarderos. ¡Dios se lo pague a quien lo haya dispuesto!

Primer toro. Golondrino, de Veragua, berrendo en cárdeno [en otras crónicas, jabonero] y apretado de herramientas.

Los caballeros bregan de veras
para que el toro los acometa;
pero no niega el buey la casta
y es todo manso,
¡al fin, Veragua!

Tres rejoncillos clavados a tenazón y a matar. Limiñana brinda elocuente y largamente sobre tablas entra con un sopapo de profundis. (Silencio público y regalo regio, consistente en la eterna e invariable botonadura)

Segundo. Redondo, berrendo en negro, bien colocado. Romero comienza con un gran rejón, que de haber estado algo más alto, hubiera sido de muerte. Luego repitió con otro, aún mejor.

Y se aplaude al caballero
por lo bravo y decidido
¡al fin gasta un apellido
a todas luces torero!

Su colega, señor De Benito, entra también valientemente, y ambos son aplaudidísimos. Corchaíto brinda rodilla en tierra, y comienza la faena con valentía atropellada, revolviéndose el bicho por el lado que le entraban los rejoneadores. Bombita acude al peligro y se queda con el bicharraco. Luego, el nene cuadra; entra bien, y alargando el brazo arrea un meneo hacia las costillas, enmendado por otro en todo lo alto. Un intento de descabello, tocando algo, y el regalo correspondiente, que es la botonadura número dos.

Como valiosa no es
(al menos, se me figura);
pero el chico cordobés
guardará de la hermosura
tal recuerdo de interés.

Tercero. Ratón (de Veragua, como los anteriores), berrendo en negro y algo tocado de pitones. Manolete[padre del famoso Manolete, de iguales nombre y apellidos] lo capotea exponiendo algo el físico. El señor De Benito le metió un rejón bajo y hondo, doblando el bicho. Cuando iban a apuntillarle se levantó, y Manolete brindó corriendo, y cuando se disponía a torear volvió a doblar para siempre el berrendo, al que hubo que apuntillar.

Obsequio que la Reina
tira con garbo,
y que el muchacho toma
emocionado.
Yo lo comprendo,
¡De esas manos se toma
hasta un veneno!

Los caballeros saludan atentamente y se retiran; pero luego, ¿qué dirán ustedes que salió? Pues el escuadrón de regadores con sus cubas, sin haberse mudado los mozos siquiera de camisa. ¡Pero hombre! ¿No ha podido quitar la Diputación alguna percalina de la sobrante para decorara a estos pobres hombres y que se presentaran aunque fuera de sota de oros?

Lidia ordinaria.

Primero. Peluso, [de Veragua] berrendo en cárdeno, gordo, hondo y muy bien armado. Fuentes abre el percal y da cinco verónicas, que aplauden entusiásticamente la nobleza, el pueblo, los guardias, los seglares y, por último, la nueva Reina, que sonríe con satisfacción. El toro mansurronea pronto y se fallece un penco.

No asoma las tripas,
ni hay, por tanto, susto.
La Reina lo observa
con algún disgusto.
Yoya ustedes saben
que no soy inglés,
pero esto lo veo
con poco interés.
¿Qué por qué motivo?
Vaya la verdad,
porque es claramente
una atrocidad.

Y perdonen los que juzguen la bravura de los toros por el número de caballos difuntos. Moyano y Americano tardaron en desempeñar su cometido, pues el animalucho ya no acometía ni a las moscas ni podía con el rabo. Todos los palos fueron de lujo. Sale Fuentes, de lila y oro; hinca la rodilla y brinda con elocuencia, que no llega a nosotros; pero nos lo aseguran.

Capotean los chicos peones,
soltando la tela,
una vez y dos,
y el señor don Antonio se acerca
bastantes ayudas
llevando en redor.
El cornudo está manso perdido,
y a ratos embiste
y a ratos se va,
y la cosa resulta aburrida
de modo tan grande
que no cabe más.
Cuadra el bicho.
Se mete el espada sin dar derechura
al viaje de entrar,
y resulta un sopapo hacia un lado
y muere el del duque
y regalo… y tal.

El obsequio es una petaca con su fosforera correspondiente.

Segundo. [Arrupidero] De Anastasio, colorado, no muy grande, pero sí muy cornalón. ¡Un perro chico de toro y dieciocho mil reales de pitones! Algabeño le larga cuatro verónicas, parando mucho en dos y alargando los brazos bien. Lleva la lidia don Regaterín, y ambos llevan las respectivas manos izquierdas contrapajadas.

Lo que es necesario
es que los dos sepan
en qué lado tienen
la mano derecha.
Se muere otro jaco
y no enseña nada.
¡Es que ha recibido
órdenes la cuadra!

Bazán y Posturas clavaron tres pares, que fueron aplaudidos. Algabeño, de azul turquesa y oro, se arrodilla y brinda tan bajito, que no le oye ni Gregorio Perea. Se lía a muletazos en terrenos de los chiqueros, algo molestado por el aire, que se levanta sin gran fuerza. Un pinchazo hondo, metiéndose José como sabe meterse (palmas) y una estocada superior, rodando el toro sin puntilla. (Ovación justa y el regalo de oro, que es una petaca).

Tercero. Urraco, de Miura, negro, largo, grande y bien puesto. Su salida arranca palmas, y Bombita las conquista después en un cambio de rodillas, dado la vista, la tranquilidad y todo lo que hay que tener. (Ovación). Torea luego por verónicas y farolillos, y el desiderátum en palmas. ¡Como que toreando no hay quien se ponga delante de mi compadre, que Dios guarde!

Ya que quiso usted acudir
a casarme, compadrito,
¡no me haga usté de morir
de gustito!

El toro es bravo y duro; en las primeras acometidas mata dos pencos, y acaba reservón. Bombita y Machaquito, excelentes en los quites, terminándolos con adornos y florituras. Además, Ricardo se salió por las afueras, haciendo gala de interminables facultades e inacabable vista.

Toma los palos Ricardo
y se quita la montera
ante Machaco. Le ofrece
los palos, queel otro acepta,
y comienza Machaquito
Con dos palitroques extra.
Sigue Bombita adornándose
Y pasando ante la geta
Jugueteando, y coloca
un par en las mismas péndolas.
Brinda después elocuente;
le aplauden hasta las piedras,
porque yo no sé qué dice
de la patria, madre excelsa,
y se dirige hacia el bicho,
que ya humilla, cabecea
y tiene, en fin, lo que tienen
los de su mala ralea.
Media docena de pases,
siempre por la misma cabeza,
apretándose el muchacho
como ya nadie se aprieta,
y una estocada en lo alto
y el cabello a la primera.
El miureño se desploma,
cae el regalo a la arena
(un alfiler de brillantes),
y la ovación que resuena
es de aquellas que se otorgan
solo en los días de fiesta.
En resumen: que yo veo
duplicada la realeza;
El Rey de España en su palco
¡El del toreo, en la arena!

Cuarto. Soberbio, de Concha y Sierra, no muy grande, pero sí buen puesto. Machaquito le tira el primer capotazo, y el animalucho hace fu y se va. Luego, con los piqueros, se formaliza, y hace muy buena pelea, matando tres pencos. En quites, bien los espadas, toreando al alimón Machaco y Bomba, y volviéndoles el toro Cocherito.

Palmas al de Sevilla,
palmas al de Bilbao,
y palmas al de Córdoba,
y ya hemos acabao.

Toma los palos el cordobés y obsequia con ellos al de Achuri y al de Triana. Comienza Rafael (que se empeña en cambiar sin tener el toro condiciones para ello) metiendo un buen par cuarteando. Sigue Cocherito con otro de frente; pero despampanante por la manera de llegar y meter los brazos, y acaba Ricardo con otro par bueno, previos los acostumbrados jugueteos.

Pero decir necesito
(que en ello tengo interés)
que fue el par de Corcheritoel más grande de los tres.
Porque se suele cambiar,
ventajeando con creces;
mas tal modo de llegar
se ve muy poquitas veces.

Machaquito, de plomo y oro, larga su discurso, y, metido entre los pitones, muletea al bicho, que rueda para siempre con un pinchazo tendido y una monumental estocada a volapié. (Ovación enorme y regalo para el rey que faltaba. ¡El rey de los riñones y del gluten!). Se levantan sus majestades y se repite la ovación delirante del principio. Los Reyes saludan emocionados, y la joven Reina oye vivas y piropos en montón. ¡Dios la bendiga, ya mí no me desampare!

Quinto. Cristalino, de Pablo Romero, buen mozo y bien armado. Cocherito lo veroniqueó excelentemente, no parando lo debido por revolverse el toro en un palmo de terreno en fuerza de bravura. En el 9 entran algunos caballeros a recoger a sus familias, y les abuchean las gentes.

Me parece en su punto el abucheo.
Aquí no hay afecciones
ni familiares.
En casos como este
no hay distinciones
¡Todos igual tratados!
¡Todos iguales!

Fuentes toma las banderillas y las brinda ante la gloria, vulgo tendido núm. 9, conmoviendo con sus frases a aquella hermosa colección de angelitos con mantilla blanca. ¡Olé la galantería! Dos pares, cambiando, y la mejor ovación para un hombre. ¡Miradas de agradecimiento, y flores antes prendidas en cabezas monísimas y en pechos virginales!

No se podrá usted quejar
de que ha estado mal pagada
su faena singular.
¡Así se puede tomar
aunque sea una cornada!

Cocherito, de verde botella y oro, hace una faena muy cerca, muy tranquila y con inteligencia, lo cual que se aplaudió poco al muchacho. Un pinchazo superiorísimo (tampoco aplaudido); otro entrando, dejándose coger, y una estocada entera, al lado contrario, rodando sin puntilla el bicho. Palmas y regalo del presidente, Sr. Cortinas. Cocherito lo aceptó, pero torciendo un poco el gesto.

Y comprendo el disgusto,
pues no es igual
que obsequie una señora
que no un concejal.

Sexto. De Hernández, Peinaíto, castaño, ojinegro, bien criado, y con pitones de órdago. Regaterín lo toreó por verónicas, parando el nene y estirando bien los torneados bracitos. En el primer tercio demuestra el bicho un poder bestial. El primer caballo resulta hecho cisco materialmente. La fiera se durmió corneándole. El cornúpeto se muestra tardo, hasta tal punto, que para que aguante las varas reglamentarias hubo que acosarle bastante. Lo que queda ahí va en estilo telegráfico: Banderilleros, aceptables. Bien Mejía. Final (¡ya es hora!).- Regaterín coge la flámula y el espadín.

Es la faena muy superior,
y la ovación al matador.

Una estocada despampanante. Rueda el toro cuando yo ya estoy loco perdío. ¡¡No puedo más!! Dicen que falta otro toro; pero es tarde y no es posible esperar.

[Hubo un séptimo de gracia, que el cronista no recogió, para publicarla antes del cierre de la edición]