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Corrida regia de 1906. Crónica de Don Modesto

[Crónica de la corrida regia. El Liberal 3/06/1906. Don Modesto (José de la Loma)]


(…) Todos los toros al pisar el anillo y fijarse en el tendido 9, se declaraban mansos de solemnidad.

Y mansos fueron los cuatro del duque, manso el de Anastasio, o casi manso, e igualmente el Miura, el de D. Felipe de Pablo, el de Hernández y así hasta terminar.

¡Cualquiera conserva facultades, por muy cornúpeto que sea, ante semejante cuadrilla de colores!

No creo que sean así los ángeles del cielo. Si lo son, prefiero el purgatorio con todas sus penalidades, porque entontencido de gusto no creo que sea un estado decente para residiri en la mansión celestial.

¿Y que yo entontencía no les quepa a ustedes ni la más insignificante de las dudas!

Los caballeros

Los grandes de España, duque de Medinaceli, Alba y marqués de Tovar apadrinaban a los caballeros Luzunáriz, Romero de Tejada y Gabriel de Benito, y en sus carrozas de gala y acompañando a estos dieron vuelta al redondel. Delante del palco regio descendían padrino y caballero, y el noble hacía a los reyes la presentación de su ahijado.

La ceremonia fue lucidísima.

El primer toro, de Veragua, jabonero, sucio, grande y no mal encornado, salió buscando pelea, pero se fijó en el tendido 9… ¡y manso!

El segundo, ídem.

El tercero, eadem.

Y así sucesivamente.

Los tres caballeros en plaza rivalizaron en destreza y valentía, distinguiéndose Romero de Tejada en cuatro superiores rejoncillos puestos en las mismas péndolas.

Luzunáriz, que es un consumado jinete, y Benito, que probó su bravura en diferentes ocasiones, dieron gallardas muestras de arrogancia y arte.

Si los toros no hubiesen sido bueyes, ¿en qué quedamos?, aún más lucida hubiera resultado la suerte de rejonear.

Pero los caballeros alcanzaron un triunfo indiscutible.

El tercer toro murió a consecuencia de uno de los rejones.

Romero de Tejada, Benito y Luzunáriz fueron ovacionados hasta el delirio.

Todo se lo merecieron

Lidia ordinaria

¡¡Bombita!!

Para el fueron los mayores aplausos.

El miura que le tocó en suerte, incierto y reservón, achuchaba en la hora suprema.

Pero mi niño, con esa gracia que Dios le dio, se hizo con él con magistrales muletazos y le hirió por arriba y le descabelló a al primera, sacando el estoque con la mano y resbalándole sobre el morrillo hacia el testuz.

Aclamaciones regias y populares.

¿Habrá llegado de preparar la coronación de Bombita?

¡Meditemos!

Machaquito, Regaterín, Cocherito, y Bienvenida, superiores.

Muy bien, Algabeño.

Fuentes, mal.

A veces, los primeros son los últimos. ¡Paciencia!

***

La corrida tuvo más de regia que de corrida.

Sin la reina Victoria, sin el tendido 9 y sin Bombita, rey de los toreros… ¡al caos!

Por eso hago punto, gritando:

- ¡Olé por el tendido 9!

- ¡Viva Bombita!

- ¡Vivan las reinas hermosas!

***

La presidencia… ¡angelical!